El reto de la igualdad sustantiva exige actuar en tres esferas interrelacionadas: la corrección de las desventajas socioeconómicas de las mujeres; la lucha contra los estereotipos, el estigma y la violencia; y el fortalecimiento del poder de acción, la voz y la participación de las mujeres.
La igualdad que buscamos no es la de igualar a las mujeres con los hombres sino una igualdad en el reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos humanos y el mismo acceso y control a las oportunidades y beneficios del desarrollo. Para lo cual se tiene que conseguir la igualdad de oportunidades, la igualdad en el acceso a las oportunidades y la igualdad de resultados.
Esto implica que, en algunas ocasiones, dependiendo del impacto de los factores biológicos y sociales, las mujeres tendrán que ser tratadas idénticamente a los hombres y en otras ocasiones se tendrá que tratar a hombres y mujeres de forma diferente, a veces, otorgando ciertas ventajas a las mujeres para corregir la histórica desigualdad que han sufrido las mujeres por más de 5 mil años y para eliminar las ventajas masculinas basadas en el hecho que el estándar es masculino.