El objetivo central es el de identificar y analizar las desigualdades que forman parte de los problemas más importantes del desarrollo para, corregir las prácticas de carácter discriminatorio y de las injustas relaciones de poder que dificultan el progreso. Esta visión implica una superación del concepto de derecho en su concepción principalmente jurídica para alcanzar también las necesidades, posibilidades y estrategias que se tienen que desplegar, como manera de asegurar el cumplimiento y desarrollo de los mismos. Los planes, políticas y programas sociales tienen que promover la realización de derechos y el mejoramiento de capacidades de ejercicio de los mismos por parte de sus titulares.
En mayo de 2003, en el marco de un seminario interinstitucional celebrado por el Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDG, por sus siglas en inglés) en Stanford (Estados Unidos), se adoptó la Declaración de Entendimiento Común de las Naciones Unidas sobre un enfoque de la Programación para el Desarrollo basado en los Derechos Humanos, para aclarar el significado de este enfoque y ofrecer orientación sobre cómo aplicarlo en el contexto de los procesos de programación común de las Naciones Unidas.
Tres puntos clave de la Declaración:
- Todos los programas de cooperación, política y asistencia técnica para el Desarrollo tendrían que promover la realización de los derechos humanos enunciados a la Declaración Universal de Derechos Humanos y en otros instrumentos internacionales de derechos humanos.
- Las normas y principios de derechos humanos orientan todas las actividades de cooperación y programación para el desarrollo en todos los sectores y fases del proceso de programación.
- La cooperación para el desarrollo contribuye al fomento de la capacidad de las y los “titulares de deberes” para cumplir sus obligaciones y/o de las y los “titulares de derechos” para hacer valer sus derechos.
Los derechos humanos son garantías jurídicas universales que protegen a los individuos y los grupos contra las acciones y omisiones que interfieren con las libertades fundamentales, los derechos y la dignidad humana.
Todos los derechos humanos son indivisibles, lo cual significa que ya sean de orden civil, cultural, económico, político o social, todos ellos son inherentes a la dignidad de toda persona humana.
En consecuencia, todos tienen el mismo estatus como derechos, y no pueden ser jerarquizados. También son interdependientes e interrelacionados, lo cual significa que el ejercicio de un derecho depende del ejercicio del resto de derechos íntegramente.
En este sentido, el enfoque basado en los derechos humanos se centra explícitamente en la discriminación y la marginación en el proceso de desarrollo. El nivel de compromiso con la situación es alto y obliga a abordar los retos de una manera más completa. Esto significa que se tienen que confrontar las pautas persistentes de desigualdad y discriminación y formular respuestas en las cuales se han tenido en cuenta las causas estructurales que permiten que un entorno político y social fomente la exclusión y la marginación y, en última instancia, la negación de los derechos humanos.
En la medida que los derechos tienen el carácter de obligatorios, las instituciones y los Estados tienen el deber de hacerlos valer y garantizar su exigibilidad para asegurar el bienestar en condiciones de igualdad, independientemente de variables económicas como la escasez de recursos.
Desde los años ochenta, los organismos de las Naciones Unidas han establecido prácticas de “buena programación”. En lugar de reemplazar estas prácticas, un enfoque basado en los derechos humanos agrega valor en la “buena programación” de la siguiente manera:
- Nivel normativo: un enfoque basado en los derechos humanos agrega legitimidad al proceso de desarrollo, puesto que está basado en valores universales que se reflejan en normas y reglas jurídicamente vinculantes para los Estados. Todos los programas de las Naciones Unidas tienen que contribuir a los objetivos en materia de derechos humanos.
- Valor instrumental: un enfoque basado en los derechos humanos contribuye a conseguir resultados de desarrollo más sostenibles haciendo frente a los problemas de manera más exhaustiva; esto significa determinar y tratar de poner fin a las pautas persistentes de desigualdad, discriminación, exclusión y otras causas estructurales que en última instancia impiden la realización de los derechos humanos. La aplicación de los principios de derechos humanos garantiza un proceso de calidad más participativo, responsable e integrador de los grupos marginados o discriminados. Las normas de derechos humanos aclaran también el objetivo del fortalecimiento de la capacidad determinando qué capacidades específicas de las y los titulares de derechos y de las y los titulares de deberes tienen que crearse para fomentar la realización de los derechos humanos.
El enfoque basado en derechos humanos tiene que prestar atención a los resultados, dado que la conclusión deseada y el impacto de cualquier actividad del programa son los que contribuyen a fomentar la realización de los derechos humanos. Al mismo tiempo, tiene que prestar atención para asegurar que el proceso de desarrollo no profundice la desigualdad, la discriminación y, en última instancia, los conflictos ya existentes. Los principios y estándares de derechos humanos establecen criterios objetivos para procesos de desarrollo aceptables: se requiere tirar adelante procesos participativos, inclusivos y responsables que prioricen los grupos más marginados y excluidos.